El Banco Mundial es una de las mayores fuentes de financiamiento y asistencia técnica del mundo para los países en desarrollo. Sus proyectos y políticas afectan la vida y el bienestar de miles de millones de personas en todo el mundo. Cuando estas políticas son adecuadas mejoran la situación, sin embargo, décadas de experiencias nos indican que este no es siempre el caso. En 2013 el Banco se fijó dos metas a cumplir para 2030: terminar con la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida. Sin embargo, a pesar de esas loables ambiciones, el Banco a quedado repetidamente expuesto por sus inversiones controvertidas y problemáticas en los países en desarrollo, que pueden producir impactos desastrosos, tales como los desplazamientos forzados, la destrucción de medios de subsistencia y la degradación medioambiental.
En 2014, el Banco lanzó un nuevo enfoque sobre cómo se involucra en los países prestatarios que consta de dos instancias. El primer paso, el Diagnóstico Sistemático con el país (DSP), analiza los desafíos para el desarrollo más amplios de un país, identificando las áreas prioritarias en las que se debe enfocar. Sobre la base de esto, el segundo paso es el desarrollo de un Marco de Alianza con el País (MAP), que establece la estrategia del Banco para los próximos cuatro a seis años. Ambos pasos están abiertos para la consulta de la sociedad civil.
¿Por qué la Sociedad Civil debe involucrarse?
La sociedad civil tiene un importante papel en la exigencia de que el Banco Mundial rinda cuentas por su misión. Una de las formas de hacerlo es a través del monitoreo de inversiones específicas y del seguimiento de los efectos sociales y medioambientales de sus proyectos, programas y políticas en las comunidades locales. Otra manera es intentar influir sobre las inversiones del Banco desde el comienzo – o antes de que se concreten – para garantizar que el Banco priorice la protección del medio ambiente y las necesidades de los grupos más marginados.
El hecho de influir en el enfoque de participación del Banco en el país brinda la oportunidad de influir en las inversiones del Banco "desde abajo", para garantizar que el Banco priorice la protección del medio ambiente y las necesidades de los grupos más marginados. En otras palabras, es una forma de tratar de detener proyectos "malos" antes de que ocurran (o continúen) e impulsar proyectos "buenos" que generen resultados de desarrollo positivos y menos impactos negativos, resultado en una distribución más equitativa de beneficios. Influir en las estrategias del Grupo del Banco Mundial también es un punto de entrada para incidir en los gobiernos nacionales, ya que el Banco es un actor muy influyente en los países en desarrollo. En resumen, es una oportunidad para presentar una agenda de desarrollo alternativo. En este sentido, para cualquier persona interesada en los desafíos ambientales y sociales claves de nuestro tiempo, como la protección de los bosques, la lucha contra el cambio climático, la defensa de los derechos de los pueblos indígenas o la tenencia de la tierra, esta es una oportunidad para expresar su opinión e involucrarse.
Esta también puede ser una oportunidad para asegurar que el Banco Mundial cumpla con sus compromisos globales. Por ejemplo, el Banco ha dicho que apoyará la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la implementación del Acuerdo Climático de París. El Banco también ha asumido varios compromisos internos, por ejemplo el Plan de Acción Climática del Banco dice que los DSP y los MAP "considerarán los riesgos y oportunidades creados por el cambio climático y las prioridades climáticas de los países". De acuerdo con el Plan de Acción Forestal del Banco, los procesos de DSP/MAP podrían ayudar a "identificar los desafíos y las oportunidades relacionadas con los bosques de forma estratégica e integrada".
Por último, la Estrategia de género del Banco requiere que el MAP se base en una evaluación de género por país. Todos estos compromisos deben reflejarse en el MAP, pero la sociedad civil en muchos casos deberá presionar para garantizar que así lo sea.
¿Cómo involucrarse? La nueva guía de BIC
Las propias directrices del Banco Mundial sobre el DSP y el MAP requieren que consulte con el público. Desafortunadamente, la información acerca de cuándo y dónde se llevan a cabo las consultas es, en muchos casos, difícil o casi imposible de obtener con el tiempo previo necesario. Incluso el propio personal del Banco no siempre conoce el alcance de este requisito. Asimismo, las consultas son, en algunos casos, más simbólicas que significativas como, por ejemplo, el caso presentado en la guía sobre la experiencia de nuestra organización socia Derecho Ambiente y Recursos Naturales (DAR) en Perú. En resumen, aún queda mucho trabajo por hacer para crear más espacio para la participación de la sociedad civil y las comunidades locales en estos procesos.
Esta es la razón por la cual BIC ha lanzado una guía para ayudar a la sociedad civil a encontrar la información que necesitan y comenzar a involucrarse en este proceso, en base a las experiencias de trabajo de BIC en Perú y la región MENA. La presente guía describe cinco pasos principales para influir en los procesos de MAP en cada país:
1. Averiguar sobre el proceso
2. Sensibilización y capacitación
3. Lograr los mensajes adecuado
4. Cabildeo en los ámbitos nacional e internacional
5. Seguimiento de las demandas clave una vez que se ha completado el proceso