El 23 de abril de 2025, Eduardo Nugkuag pisó por primera vez Washington, D.C. Joven líder indígena de la Amazonía peruana, Eduardo se desempeña como asesor técnico en la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), la organización nacional amazónica indígena más destacada del Perú. Llegó a la capital estadounidense como becario Sandra N. Smithey para la Equidad y la Rendición de Cuentas en el Desarrollo Internacional(1), que está patrocinada por Charles Stewart Mott Foundation y contó con el apoyo del Bank Information Center (BIC) y el Accountability Research Center (ARC).
La visita de Eduardo fue más que un hito personal: marcó un momento clave en un esfuerzo continuo por transformar la manera en que los bancos multilaterales de desarrollo se relacionan con los pueblos indígenas en la Amazonía. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) seleccionó a AIDESEP para implementar una subvención de tres años y de un millón de dólares destinada a apoyar y fortalecer el Programa Nacional de Bioeconomía Indígena—una iniciativa diseñada y liderada por miembros de AIDESEP para impulsar emprendimientos de bioeconomía en la Amazonía.
La visita de Eduardo a Washington se construyó sobre años de trabajo de incidencia de BIC y sus aliados. Desde el lanzamiento de la Iniciativa Amazonía del BID en 2021—renombrada como Amazonía Siempre en 2023—BIC ha trabajado con aliados, incluyendo a AIDESEP, para situar los derechos y el liderazgo de los pueblos indígenas, afrodescendientes y comunidades tradicionales en el centro de las inversiones amazónicas del BID.
En 2022, el BID invitó a BIC y a la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) a aportar insumos para el manual operativo del Fondo Multidonante para la Bioeconomía y Manejo Forestal de la Amazonía—uno de los tres fondos originales bajo la Iniciativa Amazonía. Esta oportunidad surgió como respuesta directa a la presión de BIC y COICA para reorientar la Iniciativa en torno a las prioridades de los pueblos amazónicos. Una de las recomendaciones clave de BIC fue que el BID destinara al menos el 23 % del fondo directamente a pueblos indígenas, afrodescendientes y comunidades tradicionales para apoyar sus esfuerzos de conservación forestal. La recomendación fue adoptada, y Alemania y los Países Bajos—donantes iniciales del fondo, cada uno con un aporte inicial de 17,5 millones de dólares—elevaron la asignación al 25 %. Con ello, el BID creó el primer fondo dedicado específicamente a apoyar a Pueblos Indígenas y afrodescendientes.
Un aspecto crucial es que este fondo permite a las organizaciones beneficiarias decidir si gestionan directamente los recursos o si trabajan con intermediarios implementadores, rompiendo con un patrón histórico de control externo sobre los recursos destinados a comunidades indígenas. Este cambio abrió la puerta para que organizaciones como AIDESEP y la Coordinadora Nacional de Articulación de Quilombos (CONAQ) diseñen y gestionen sus iniciativas según sus propios términos. Por ello, Eduardo viajó a Washington para trabajar con la Unidad de Coordinación de Amazonía del BID, profundizando en los procedimientos del banco para facilitar la implementación exitosa del proyecto. Se reunió con equipos operativos, miembros del directorio y otros actores clave, compartiendo valiosos aportes sobre la misión y el trabajo de AIDESEP.
En 2024, BIC apoyó a estas organizaciones en el proceso de presentación de propuestas y en la obtención de financiamiento del Fondo Multidonante reformado del BID. Como declaró el presidente de AIDESEP, Jorge Pérez Rubio: “AIDESEP ha venido desarrollando un proceso de diálogo y trabajo técnico con funcionarios del Programa Amazonía del BID, que ha resultado en la aprobación de un proyecto de un millón de dólares para fortalecer iniciativas de bioeconomía indígena. Con estos fondos, AIDESEP podrá apoyar las iniciativas de bioeconomía de sus bases… fortaleciendo la estructura organizativa y territorial como pueblos colectivos.”
En Brasil, CONAQ obtuvo 600.000 dólares para mapear comunidades quilombolas y promover alternativas de bioeconomía vinculadas a la regularización de tierras y el desarrollo sostenible. Un representante de CONAQ describió esta alianza con el BID como un hito: “Reconocemos que esta es una oportunidad significativa, y con ella viene la responsabilidad de garantizar que los intereses de las comunidades quilombolas se prioricen… Si tiene éxito, [esto] podría generar impactos positivos duraderos para las comunidades quilombolas en la Amazonía”
Estos esfuerzos representan mucho más que nuevos proyectos. Demuestran que la financiación para el desarrollo puede ser efectiva cuando las comunidades son tratadas como socios en igualdad de condiciones para proteger los bosques y promover medios de vida sostenibles. También cuestionan un problema histórico en los modelos tradicionales de financiamiento a comunidades indígenas: la tendencia a que los fondos dirigidos a las comunidades sean absorbidos por intermediarios antes de llegar a sus verdaderos destinatarios.
La presencia de Eduardo en Washington confirma que es posible lograr cambios sistémicos en las instituciones financieras internacionales. Mientras Eduardo continúa su labor en el Perú como punto focal de AIDESEP para la implementación de la subvención del BID, su experiencia como becario Sandra N. Smithey en Washington seguirá rindiendo frutos, demostrando que los Pueblos Indígenas no solo son guardianes del bosque, sino también socios plenos en la conservación.
(1)La Beca Sandra N. Smithey para la Equidad y la Rendición de Cuentas en el Desarrollo Internacional apoya a los agentes del cambio de primera línea del Sur global que trabajan para transformar las inversiones en desarrollo internacional en favor de la sostenibilidad social y medioambiental.